Cuando aquel fatídico el viernes de marzo tu cabeza te dijo que recogieras y tus cosas porque a partir del lunes empezabas con el teletrabajo no sospechabas, ni por un momento, todo lo que se avecinaba.
A todo el mundo se lo hizo gracia, era una novedad, era no ir a la empresa, era estar más tiempo con los tuyos. Todo pintaba relativamente bien y fácil. Desde entonces, llevas ya meses en tu piso trabajando en remoto, primero en confinamiento y ahora ya como teletrabajador, y ya has descubierto que no todo es tan bonito como pensabas.
Tener que pasar por una pandemia para actualizarnos y ponernos las pilas en tema de teletrabajo es para hacer una profunda reflexión, tanto de las inercias como de la sociedad y la relación trabajo/tiempo
Algunos creerán que esta crisis ha dado el empuje que necesitaban a muchas empresas para que descubran que es posible establecer sistemas como el teletrabajo entre sus empleados, pero:
- ¿Volveremos a las oficinas tradicionales cuando todo se normalice?
- ¿Estamos dispuestos a ajustar los sueldos a esta nueva realidad?
- ¿Adoptaremos nuevas fórmulas y por fin facilitaremos el teletrabajo como incentivo de un salario emocional?
- ¿O nada de todo esto?
Teletrabajo sí, pero no a cualquier precio
¿Qué costes estamos dispuestos a asumir tanto trabajadores como empresarios en esta nueva situación?
Muchas empresas deberían tener interés en implantar el teletrabajo, sea total o parcialmente por las ventajas que les aporta: se necesitan oficinas más pequeñas, se crean puestos de trabajo itinerantes, hay ahorro de costes fijos y de infraestructuras derivadas de ésta. forma de trabajar, pero también se pierde un punto el control sobre el día a día y un grado de implicación hacia la empresa o los proyectos por parte del trabajador, y sobre todo no queda claro qué parte de costes debe asumir empresa (internet, mobiliario, gastos generales….alquiler?) para que al final no sean más altas que hacer volver a todos a trabajar a la empresa.
El teletrabajo debe ser parte del salario emocional, y asociarlo a la retribución del empleado junto a otras cuestiones de carácter no económico, con el fin de satisfacer las necesidades personales, familiares y profesionales del trabajador, mejorando la calidad de vida y fomentando la conciliación laboral.
Por supuesto, para los empleados el teletrabajo también reporta numerosas ventajas: flexibilidad de horario para adaptar la jornada laboral, ahorros de tiempo y dinero en los traslados a una oficina, dietas, además de estar en casa y la comodidad de trabajar desde tu hogar.
Pero no todo son flores y violas, hay que contar con cierta capacidad de organización y controlar el aislacionismo que supone dejar de ver a los compañeros y superiores en la oficina. Esa sensación de estar fuera de la empresa, que puede hacernos temer, no sólo perder las posibilidades de ascenso, sino también por la continuidad en los momentos de crisis. El teletrabajador también debe aportar mayor valor a la empresa.
Teletrabajar funcionará si es un WIN WIN.
Ahora bien, trabajar en casa no es fácil: el ambiente es propicio a despistarse, es el lugar donde tendemos a distraernos, estar con los nuestros y descansar, cambiar el paradigma no es rápido. Y la familia no ayuda mucho con interrupciones o paradas derivadas de encontrarse en casa. Por eso es fundamental imponer horarios, y un espacio marcado y muy claro donde trabajar. Para trabajar necesitamos un espacio no polivalente, un espacio en el que quede claro cuál es nuestra actividad, como si estuvieras en el trabajo.
Parte de los problemas tienen una clara solución y se llama Coworking
Els coworkings com el nostre, es presenten com una solució perfecta tant per a treballadors com a empreses. Els primers aconsegueixen un espai de treball totalment equipat fora de la seva llar, cosa que els permet mantenir una separació entre la seva vida personal i professional. A més, els coworkers es troben envoltats d’una comunitat d’emprenedors i treballadors com ells en què regna un ambient de col·laboració i creativitat. Si es treballa en un espai en el qual tots se senten motivats, és fàcil contagiar d’aquesta actitud!
En cuanto a las empresas, el coworking les ofrece un importante ahorro de costes, ya que no deben cargar con todos los gastos habituales de una oficina propia, o los costes incontrolables en casa del trabajador, Consigue separar los equipos no bloqueando la trabajo en caso de cuarentena, con un coste fijo reducido tiene todo lo que necesita su trabajador más el control de horario y la seguridad propia del espacio. También les facilita servicios adicionales como el alquiler de salas de reuniones, recepción y gestión de correspondencia… Y lo más importante, ¡un espacio de trabajo controlado con espíritu de trabajo pero a la vez inspirador para sus empleados!
En momentos como los que vivimos, la elección más acertada para nosotros o nuestros empleados, dependerá de varios factores como su ubicación, tarifas, servicios que ofrece… Deberemos valorar también las medidas de prevención y protección que haya tomado el centro para garantizar un espacio de trabajo seguro.
En definitiva, parece evidente que el teletrabajo ha llegado para quedarse. Si bien no es una opción viable para todos los sectores y profesiones, sí se considera implantarla en muchas empresas a partir de ahora. Sus ventajas son claras, si se aplica correctamente y se basa en una relación de confianza entre empresario y trabajador, ¡así que larga vida al teletrabajo!
En resumen, por esta nueva situación donde el teletrabajo ha llegado para quedarse, y es necesario que todos cambiemos el chip para adaptarnos a la nueva situación.